lunes, 23 de febrero de 2015

Iconografía de los sellos de la candelería de la Virgen Mediadora. Año 2014



La Hermandad de la Mediadora desde su primera salida procesional, ha revestido su candelería con diversos motivos iconográficos que han respondido a conmemorar las celebraciones extraordinarias de la Iglesia o bien a contribuir a la catequesis plástica en torno a la veneración de la Santísima Virgen.

En 2014 la Hermandad quiso que los sellos que adornan la candelería fueran un agradecimiento a Nuestra Madre por los bienes espirituales que la Corporación viene recibiendo gracias a su mediación. Así pues a modo de exvotos, las "marías" de la candelería, es decir, las velas más próximas a la Sagrada Imagen, lucieron dichos elementos con forma de corazones flameantes, adornados con motivos vegetales y flores.

Los exvotos son ofrendas que los fieles dedican desde hace siglos, en señal y recuerdo de un beneficio recibido, a Dios, a la Virgen o a los santos. Por su parte, el corazón como exvoto, tiene una tradición secular como símbolo del amor, centro de iluminación y felicidad. En el Antiguo testamento aparece como un importante símbolo religioso, "el hombre mira a los ojos, mas el Señor mira el corazón" (I Libro de Samuel 16,7). ¿Y qué mejor que ofrecer a Nuestra Madre nuestros corazones para que los traslade a Cristo?

Así pues en la candelería se ofrecieron los agradecimientos a María, Nuestra Mediadora, con seis símbolos inscritos en los corazones alusivos a los beneficios recibidos:
La estrella: María es la Estrella de la mañana, lucero que nos anuncia el Sol. Así la Virgen nos anunció la llegada del Señor, Nuestro Redentor.
La custodia: Ella es la Madre del Redentor, el Primer Sagrario de Cristo.
La fuente: La Virgen es la fuente de la salud espiritual con su ejemplo. Ella es manantial de gracia, sanación y conversión.
El ancla: María nos da la Esperanza que es el Señor. La esperanza de la Resurrección.
La torre (representándose la de nuestra parroquia de la Encarnación): La Virgen es Torre de David, escudo y defensa de toda alma que recurre a su intercesión.
La Puerta del Cielo (la puerta de nuestra parroquia): el Verbo Divino entró en el mundo al Encarnarse en el Seno Purísimo de María ... "y habitó entre nosotros". Y Ella, así mismo, nos conduce como intercesora ante el Señor.

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